Querido hermano en Cristo: he decidido escribirte esta carta abierta porque confío en que alguien te la hará llegar. Desde el día que te volvieron a detener no he dejado de orar por ti, mi amigo, quien a pesar de que nunca nos hemos visto en persona somos el testimonio vivo de que por medio de las redes sociales sí es posible conocer a cientos de personas y mantener una sana relación de amistad.
Cuando pienso en ti, inevitablemente me viene la imagen tuya con tu hermoso sobrino con quien pasabas mucho tiempo jugando, y cuyas fotos disfrutabas compartir en las redes y enviarme por WhatsApp porque sabes lo mucho que me gustan los niños.
Es increíble como un alma tan dulce y bondadosa haya vuelto a caer presa en un lugar tan sombrío y triste. Tu quien siempre me apoyaste en cada ocurrencia y en mis proyectos literarios, con una gran sonrisa y tu acostumbrado saludo: “Señorita” y movías cielo y tierra para complacerme.    
Antes de que salieras en libertad estuve a punto de escribir sobre ti para apoyar tu campaña de liberación, afortunadamente no fue necesario porque al poco tiempo saliste de aquel infierno cuando se dio la revuelta en la que golpearon a Gregory Sanabria y en que por primera vez nos comunicamos, porque fuiste tu quien me avisó que nuestro amigo estaba bien, adolorido, pero que sobreviviría.
Desde entonces nuestra amistad se fue afianzando, preocupados uno por el otro a pesar de la distancia porque nuestro amor por Venezuela y el sueño de verla libre y próspera nos fue uniendo cada día más. Cuando recibí la terrible noticia de que te habían vuelto a presar no pude contener las lágrimas y sin esperar por una foto de algún familiar, como suelo usar en la Hora Santa, decidí arrodillarme yo misma y orar por ti para que pronto puedas ser liberado.
Desde aquí te aseguro que no dejaremos de luchar por ti y por todos los presos políticos porque el pensar diferente no nos hace criminales y es nuestro derecho expresar lo que sentimos porque la Libertad de Expresión nos pertenece y siempre nos acompañará a donde quiera que vayamos.
Mi flaco, tu imagen de Jesucristo, es tu mayor protección y por más caídas que tengas en el camino pronto verás la luz de su gloria y podremos celebrar juntos, como hermanos, no solo el éxito de nuestra misión en la tierra sino también las bendiciones recibidas por nuestro Padre Celestial.
Dios y la Virgen te envuelvan con su amor mientras todas las personas que te queremos oramos y luchamos por tu pronta liberación.
 
#EsTiempoDeMisericordia #LibertadParaRenzo #QueSeHagaJusticia.

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